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Nomeolvides y azaleas crecen
en los muros donde da la sombra.
De tu mano fui por avenidas,
de tu mano por las calles cortas.
Dale paso que es mi compañero,
dije al corazón que recelaba,
y a mi patio florecío entraste,
compañerito del alma.
¿Qué pueden los deseos?
Silban como las balas,
arrojáos contra los desvelos
de las horas de la madrugada.
Mala hierba, trepa tu abandono
sobre el muro de mi patio en sombra.
Las palabras que se lleva el viento,
las devuelve rotas la memoria.
Qué deprisa cambian los caminos,
qué despacio va calando el sueño,
que no cante nanas esta noche,
que se sienta el peso del silencio.
Son las paredes en blanco
de esta sala de espera
sólo paredes en blanco.
Cuánto me cuesta,
amigo, sólo mirarlas,
cuánto me cuesta.
La puerta de tu casa está cerrada,
yo estoy adentro sentada y no me muevo.
La puerta de tu casa está cerrada,
yo sé por dónde se sale pero no me muevo.
La puerta de tu casa está cerrada
yo sé por dónde se va pero no me muevo.
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En la Puerta de la Carne están tus huellas clavás
y desde que tú te fuiste aquí no huele a azahar
Ya nadie entra ni sale por tus postigos doraos
Se han apagao los candiles y los puestos del mercao
Y en la muralla invisible que protege nuestro amor
hay cuatro pavos reales vigilándonos a los dos
En la Puerta de las Perlas los perros siguen ladrando
y dicen que el Rey perdió lo que tenía ganao
Cuentan que hay un matadero donde mueren nuestros sueños
Y que Santa María La Blanca está rezando por ellos
Y en la muralla invisible que protege nuestro amor
hay cuatro pavos reales vigilándonos a los dos
En la Puerta de Carmona, agüita del manantial,
que la trae Santa Lucía pa que tú no llores más
Señora de mis secretos, pa que tú no llores más,
pa que no vayan diciendo que a ti te fartó de ná
Y en la muralla invisible que protege nuestro amor
hay cuatro pavos reales vigilándonos a los dos
En la Puerta del Osario nos volvemos a encontrá
Tú te irás por Puñonrostro; yo, por la Calle Imperial
Y el día que yo me muera, me entierren en Bib Alfat
con la Virgen del Rocío velando desde su altar
Y en la muralla invisible que protege nuestro amor
hay cuatro pavos reales vigilándonos a los dos
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